martes, 2 de agosto de 2011

NUESTROS 30 AÑOS DE ABOGADOS UCAB 1981 2011

Este artículo que sigue hoy publicamos, consituye un homenaje escrito a nuestra promoción de abogados que el día 30 de julio de 2011 ha cumplido treinta años bajo el nombre del DR SEBASTIÁN DARIO ARTÍLES quien Dios tenga en su gloria, y además constituye un homenaje también a los que aun seguimos presentes así como para aquellos que ya se han ido de nuestro afecto de este mundo.
A PROPÓSITO DE ESTOS TREINTA AÑOS
Decirlo es rápido y sencillo, los treinta años, no de edad, 30 años de haber obtenido un grado académico, entonces no es cosa de haber cumplido más años, circunstancia que nos preocupará tal vez por las señales del tiempo inexorable, en esta oportunidad,  hurgamos un poco en el libro de la historia para inmiscuirnos decididamente aunque sea de forma  temporal para observarnos en ese estado del tiempo, o como lo dijo acertadamente nuestra compañera y amiga Beatriz de Odreman cuando al solicitarnos las fotos para recordar cómo éramos.
Para que este viaje en el tiempo abarque más objetos cognoscibles, vámonos a los orígenes; de seguro, la mayoría recuerda ese mes de octubre de 1976, cuando muchos de nosotros o tal vez una mayoría, todavía con las costumbres colegiales en nuestro cuerpo y espíritu parecían reacias a abandonarnos, en ese entorno tan discímil, variopinto de jóvenes como nosotros que buscábamos más que un número de salón o un número de lista, buscábamos a quienes serían en esos años por venir nuestra nueva sociedad. Comenzaban las clases, aparecían nuevas personas en nuestras vidas, en una suerte de rueda giratoria que representaba el interés por estudiar,  por saber, por ver, por leer lo nuevo, o  hasta para enamorarse también y emprender esas duras empresas; no eran como en los actuales tiempos de altísima tecnología como ahora, tiempos de laptops y tabletas modernísimas, ipods y descendientes,  cuando en un equipo podemos también leer, tomar fotos, grabar, comunicarnos a miles de kilómetros  las bondades o defectos de internet y las redes sociales, era una vida sencilla, adaptada a la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado, comenzaba el primer año de derecho en la UCAB con tantas expectativas e ilusiones; comenzaban las nuevas amistades, los nuevos intereses, el camino apurado tal vez hacia una madurez que resultaba lejana y misteriosa, llena de incógnitas. Así , transcurrieron aquellos primeros años, al compás de la música disco, las estridencias de los grupos de ese entonces, las noches en la city hall que hoy solo es un recuerdo, oyendo a Cat Stevens, Abba, Fliwoodmack, Diana Ross,  Dona Summer, Thelma Houston, Billy Joel, Mocedades,  Michael Jackson (sin estrenar todavía su thriller de 1983) viendo la guerra de las galaxias , fiebre del sábado por la noche, grease,  entre muchos, que nos hacían más llevadera la carga de conocimientos y exigencias en aumento; pasaban las horas, días y meses, devanando los sesos entre apuntes, libros, sentencias, autores y demás requerimientos de los profesores cual más incisivo uno que otro , los tiempos que no olvidamos a los exámenes orales y escritos, los éxitos y la alegría del triunfo o los fracasos. Así llegamos a 1981, el año definitivo que cerraría nuestro capítulo académico, muchos dirigiendo sus acciones a la colocación profesional para sumergirse en el ensayo y el error que nos esperaba, ya muchos de nosotros rondando los veintidós y veintitrés años tal vez, y muchos en la edad mediana de sus vidas que también nos acompañaron en ese sueño, muchos con la ventaja de haber vivido y haber sentido de seguro la hora del regreso. Entonces vino la elección del padrino de la promoción, entre muchos candidatos: resulta ganador el profesor Sebastián Darío Artiles, de aquel inolvidable Derecho Romano I y II  en primer año y de Derecho Procesal Civil III en Quinto año (que en paz descanse), aun recordamos con cariño sus cuitas, sus ocurrencias, sus comentarios jocosos y su experiencia profesional, contadas al lado de los pedestales de los pretores y emperadores romanos. El día 29 de ese mes de julio, superados los exámenes y con el horizonte un poco más claro, asistimos a la misa de grado celebrada por el padre Luis María Olaso (que en paz descanse) para que Dios nos alumbrara el camino por recorrer que era largo; la tarde del 30 de ese mes ciertamente dejamos de ser  una parte de nosotros, para convertirnos en profesionales, con las mayores esperanzas en el futuro meritocrático que estábamos obligados a construir, conforme a los patrones inculcados en nuestros hogares, esas fotos de seguro, muestran los rostros agradecidos al tiempo y a la oportunidad que abría la vida para cada uno de nosotros, en las más expectantes metas: ejercicio, judicatura, consultoría, academia, investigación como primer valor, al menos hace ya 30 años, éramos felices y si lo sabíamos, lo que no sabíamos era descifrar la página del futuro para nosotros.
Hoy, 30 de julio de 2011, hay algo que seguramente debe ser el común para nosotros, ya no conocer y definir el derecho en ese entorno de  hace tantos años, sino  la búsqueda y rescate actual de nuestro derecho, cual si fuéramos espeleólogos o una suerte de paleontólogos jurídicos, en esas cavernas donde lo han sumido y escondido; pensar que hace 30 años la visión era otra, ni el más avesado adivino pudo predecir las bases de esta nueva construcción jurídica que tanto nos ensombrece; tal vez para llegar a este  recodo del camino, muchos pensamos quizá, ­­¿no hay otro mundo para vivir sin el derecho? ¿para qué estamos en esto? cuántas veces de seguro nos atormentó y persiguió esta idea?, como si estuviésemos atolondrados y presas fáciles para que el demonio inventase tal suerte de artilugios y nos desviara de aquellas horas de tanta dedicación, de tanto esfuerzo, de tantas ganas de hacer las cosas bien, de ser mejores personas y mejores profesionales a las puertas del destino;  no seríamos tal vez  honestos con nuestros maestros  que están presentes aun ,ni con los que ya se han ido.
Venimos de regreso ya de muchas cosas, después de la meridiana de nuestros días, y con la serenidad que nos proporciona el sentir de lo cumplido y las horas de devoción por el saber, ese saber concreto que anhelamos y del saber abstracto que es tan hermoso y gratificante, la razón de las cosas, no olvidemos a las generaciones que ya vienen, guardemos en el libro de la historia nuestras más cálidas y objetivísimas ideas para traducirlas en esa relatividad del mensaje consejero para ellas, así como lo hicieron con nosotros aquellas generaciones,  y que por más trágicas las horas y aciagos los días de nuestro derecho, recordemos las palabras reconfortantes del padrino ya difunto, entre muchos generosos, que de seguro hoy serían girondinos vanguardistas del deber ser.
No nos sintamos tristes, celebremos hoy  estas tres décadas como abogados,  con nuestros profesores aquí presentes y auténticos testigos de toda esta arquitectura de 30 años, rememoremos y honremos a los ausentes: nuestro padrino Sebastián Artiles, Harold Wulff (derecho civil I), Hugo Mármol Marquís (derecho mercantil I y II), Padre Sánchez  de Muiani (deontología jurídica), Helios Castells (sus  lecciones sobre quiebra), Padre Francisco Arruza sj,( derecho canónico), nuestro Decano en 1981 padre Luis María Olaso sj, Padre Fernando Pérez LLantada, sj  en sus conferencias de criminología, …y disculpe la audiencia si se omite alguno.
Recordemos con cariño a los compañeros que también han partido: Ramón Certad, Arturo Rincón, Sebastián Araujo y de manera especial, recordamos a nuestra amiga Iolanda Casarella, quien se ha ido de nuestro lado cuando aun las nuevas generaciones hubieren podido aprehender y valorar  toda su experiencia y sacrificio, confiemos en  que nuestro señor la haya premiado por la calidad humana demostrada hacia quienes la conocimos, y la haya compensado por todo su sufrimiento y sus penas.
Ojalá estemos todos juntos para celebrar otros aniversarios. Y no puede faltar nuestro agradecimiento a  quienes han promovido este reencuentro, en especial estas dos extraordinarias damas:   Beatriz  y Caribay, sin quienes hubiere sido muy difícil poder estar aquí, compartiendo y contándonos historias.
Gracias compañeros, siempre con Dios. Juan Carlos Colmenares Zuleta. Caracas, 30 de julio de 2011. Este homenaje a nuestra promoción lo publicaré en mi sitio web www.valoislamotte.blogspot.com


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